viernes, 21 de marzo de 2008

OBAMA: ¿"UNA NUEVA ESPERANZA" O EL MISMO (Y VIEJO) TRUCO?

Algo está pasando en el país del Norte. Y no me refiero a alguna catástrofe, un descubrimiento, o una nueva y prometedora banda de música (de hecho, las hay y les comentaré una en especial). Sino en la misma estructura política de los Estados Unidos. Y son varias las aristas que debes considerar cuando te atreves a comentar la política norteamericana. Así que iré por parte, intentando darles mi visión del "fenómero" Barack Obama y sus consecuencias. Let's go!

Las elecciones presidenciales norteamericanas se realizarán el cuatro de noviembre de este año. Al igual que los ingleses, en Estados Unidos la celebración más importante de todo sistema democrático -cuando los gobernados elijen a su gobernante- se lleva a cabo en un día de semana. Los votantes cumplen con sus respectivas jornadas laborales y piden permiso para ir a votar, o aprovechan la hora de colación, sin dejar de hacer lo que sus agendas disponen. A diferencia de otros países, la ceremonia del voto popular no está revestida por un sentido festivo o extraordinario. No es una "fiesta democrática" -como suelen llamar los políticos chilenos a las filas de personas esperando su turno en las urnas-. Es, más bien, una tarea voluntaria, un servicio al sistema.

Como tal, el votante no busca "pasarlo bien en la fiesta", emborracharse y ganarse una buena resaca. Su voto representa lo que él cree "mejor para la nación", para el conjunto de habitantes y el sistema que los ampara. En general, el norteamericano experimenta un patriotismo cívico; confía en la ley y en los procedimientos dictados por ella. Deposita su fe en esa maquinaria que hace de él un ciudadano con derechos y deberes claramente definidos, custodiados y respetados por el vecino.

Entonces, y más allá de los centenares globos y pancartas que preparan las oficinas de los candidatos, la elección presidencial significa un discernimiento sobre qué (o quién) es más conveniente. El jolgorio se ve opacado por la seriedad. Incluso, al momento de decidir, las promesas desmedidas son olvidadas y priman las capacidades personales, intelectuales y profesionales de quien puede ser gobarnante de la nación más poderosa del mundo occidental. Prima el "es y puede hacer ahora", versus el "podría hacer, cambiar, transformar, etc." en un futuro incierto.

Hace poco, en la disputa demócrata, los cerebros detrás de la campaña de Hillary Clinton, competencia de Obama, pusieron al aire un vídeo de no más de treinta segundos que preguntaba: en el escenario de una crisis global ¿Qué candidato preferirías que contestara el teléfono (rojo) de la Casa Blanca?. Sin responder explícitamente, aparecía Hillary levantando el telófono con entereza.

Pero cada cierto tiempo, los norteamericanos, o una parte de ellos se cansan de sólo racionalismo eleccionario y buscan algo más. Algo que les cautive el corazón. Y no necesariamente en presidentes, sino en persona(je)s con aires mesiánicos capaces de interpretar los tiempos y decir al pueblo norteamericano hacia adónde avanzar, qué males derrotar y cuál es el bien de la humanidad que deben garantizar.

Barack Obama ha contruido su fan base apelando a ese lado del votante norteamericano. Slogan como "A New Hope" y "We Can" llaman más a sueños que a realidades. Uno podría preguntarse qué promete Obama al llamarse "una nueva esperanza". O claro, preguntárselo a la gran cantidad de jóvenes norteamericanos que han creído en él y han sumado más votos a los tradicionalmente disputados.

Todo un acierto este nuevo producto del sistema político norteamericano. A logrado incluir a la ciudadanía en la disputa de los "hechos" y los "sueños", sin que nadie quede indiferente. Incluso entusiasmar al resto del mundo, que ha seguido el preámbulo de las elecciones, las primarias, como si fuera la carrera final. Y es porque en ella se juega la reubicación de los políticos gringos en el panorama global, pues tras los dos períodos de la administración Bush, la popularidad y liderazgo de quien ocupa la Oficina Oval en la Casa Blanca ha caído a niveles de dictadores islámicos y monarquías de farándula.

He ahí las razones que me mueven a mirar con otros ojos la portada que sacó Rolling Stone apoyando a Barack Obama. Antes lo habían hecho con Kerry (¿recuerdan al senador demócrata que perdió por milécimas de votos contra Bush, en su retorno?) años atrás, con Clinton y con Al Gore (sí, el que ahora intenta enfriar el planeta). En esos casos, los editores de RS buscaban destacar atributos y cambiar impresiones. Ahora no. Resaltan, insisten, subrayan "la nueva esperanza" de Obama. Destellando luz, el candidato mira con decisión el futuro prometido.

Quizá caiga en la suspicacia extrema, pero veo en esta portada, en las frases hechas pal' bronce y en la sobriedad grandilocuente de Barack Obama toda una maquinaria, que hasta el momento ha conseguido aumentar el patrón electoral vigente. Ojalá puedan los votantes norteamericanos, especialmente los que se integran por primera vez, perfilar el futuro prometido; decifrar de los épicos discursos las reales intenciones, los planes y sus resultados. En definitiva, el mundo les pide que sean más incrédulos y eviten caer en el jueguito, bastante antiguo, de las promesas y de los sueños "por cumplir (indefinidamente)".Vp.

Soundline: Will.I. Am - Yes, We Can (la ocasión lo amerita. Los dejo con la musicalización de los discursos más emblemáticos de B. Obama. Varias caritas famosas aparecen.)


1 comentario:

Gabriel dijo...

No conozco en detalle la realidad Estadounidense. Sé que tienen un peculiar sistema de elecciones indirectas y que Hillary (la cornuda) está peleando contra Barack Obama el convertirse en candidato por los demócratas en Estados Unidos.

Hora como "La nueva esperanza". Todo queda en nada, si comienzas a analizar cómo ha sido el escenario político en las últimas décadas en EEUU, hay contados casos en que los norteamericanos no apuestan a su conservadurismo. Bueno, y luego de Bush, creo que Obama se perfila como una de las grandes opciones, aunque habría que analizar hasta qué punto en la práctica sea "The New Hope".


La revista Rolling Stone tiene tendencias a apostar por los candidatos demócratas. Con los gringos nunca se sabe, quizás alguien metió mano al computador del editor de la revista.

¿Qué tiene que ver Obama con una revista de música? Quizás debe ser porque Bono (en sus tantas causas) apoya el cambio de Bush, para lograr la paz. Y quizás haga un concierto gratuito cuando los soldados de Iraq regresen a sus tierras. Ahora comenzará a escucharse "One" y saldrán niños iraquíes a hacer los coros junto al "Tío Bono".

Saludos

 
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